sábado, 3 de diciembre de 2011

Degustando unos vinos de La Ribera con jamón ibérico

FUENTE INFORMATIVA: Diario de Burgos Digital. Lunes, 28 de Noviembre de 2011

Ribera 28/11/2011

La Horra / Ruta del vino rural


El Centro de la Lana acoge la primera cita de Jamón de Ribera. La lana y el vino fueron protagonistas junto al ‘primo’ del ibérico

L. V. / Aranda

De apariencia, textura y sabor muy similar al del Ibérico, el
jamón de cerdo mangalica fue probado por todos los
asistentes. DB

El consumo al alimón de un buen tinto de la Denominación de Origen Ribera del Duero con un plato de excelente jamón de bellota, a poca gente puede parecerle inusual. Pero si en este maridaje se incluyen variantes un tanto atípicas, como la lana o el producto de un cerdo lanoso originario de Hungría, el mangalica, tan parecido al Ibérico que hace que muchos lo consideren un ‘primo’ cercano, la actividad adquiere cuando menos tintes poco habituales y atractivos. Ese es el menú que ofreció ayer la Mancomunidad y el Centro de Iniciativas Turísticas Ruta del Vino-Afluente Rural en las instalaciones del Centro de Interpretación de la Lana y que, vistos los resultados, resultó más que atractivo ya que se llenaron todas las plazas ofertadas e, incluso, hubo gente que quedó en lista de espera.

«Se empezaron haciendo catas solo con vino. Luego, se fueron añadiendo otros productos de la tierra, como el queso. Y en esta ocasión hemos añadido el jamón, pero con una particularidad, que proviene del cerdo mangalica, único en el mundo que da lana, bueno, que su pelo es muy parecido a la lana» y por esta razón tiene un hueco en este espacio interpretativo ribereño, señala Nieves Cuadrillero, agente de desarrollo local de la mancomunidad. Originario de Hungría, hasta hace unos años este animal era una especie en serio peligro de extinción. Sin embargo, poco a poco, se ha ido recuperando e, incluso, es posible encontrarlo en España en una granja situada en la localidad segoviana de Carbonero El Mayor.

Con una crianza similar a la de los ‘pata negra’, en la que destacan una alimentación natural a base de maíz, trigo y pastos y el clima en el que se cría, hacen que su grasa se infiltre y permite una curación prolongada lo que confiere a su carne un sabor característico e intenso, a medio camino entre la cecina y el jamón, que perdura en el paladar.

Pero estas sensaciones no fueron las únicas que pudieron apreciar los participantes en la actividad. Y es que ésta, cuidada hasta el mínimo detalle, permitía además adentrarse en las texturas, sabores y olores del jamón ibérico español, de los vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero y, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta el lugar en el que se celebraba, de la lana y los animales que la producen. «Se combina lo que es la visita guiada con la cata, tanto del vino como del jamón. Es una manera muy entretenida de verlo», recalca la agente de desarrollo local.

SUCESIÓN DE CONCEPTOS
Durante algo más de dos horas, el recorrido por el interior del Museo de la Lana facilitó que los asistentes a la cata se familiarizaran con las fibras naturales y artificiales, distinguiendo unas de otras, aprendieran unas nociones básicas a la hora de degustar un vino o las condiciones mínimas en que debe estar un jamón para apreciar al máximo sus extraordinarias cualidades.

Conceptos como vellón, urdimbre y trama o los diferentes tipos de rueca existentes, se sucedieron junto a otros, como las diferentes aplicaciones que el olor a bodega tienen dependiendo de si se trata de un vino o de un jamón, o pequeños apuntes sobre el color y el aroma de ambos productos antes de que, con solo introducirlos en la boca, abriesen todo un universo sensorial a quien lo está catando.

La de ayer no es la única oportunidad que hay para poder sumarse a esta iniciativa, sino que solo fue la primera de tres citas organizadas por la Mancomunidad Ruta del Vino Afluente Rural y su Centro de Iniciativas Turísticas. Las otras dos convocatorias se han hecho coincidir con el imponente puente de diciembre, y tendrán lugar los días 6 y 11. Para participar en las degustaciones, no hay más que apuntarse y pagar los diez euros que se han fijado como cuota. Incluso si no le cuadra ninguna de estas fechas, no se preocupe, que es posible que la iniciativa se repita en el futuro «porque si una idea funciona y a la gente le gusta, la seguimos haciendo», subraya.