martes, 26 de abril de 2011

Truenos y rayos de Jueves Santo

El Martes y Miércoles Santo por la tarde, sin prisas, se fue levantando "el monumento", y así al día siguiente sólo faltaba colocar las telas.


















El Jueves Santo por la mañana se remató todo, se bajaron los Pasos de sus altares, se colocaron en sus andas y carrozas, y se dejó la iglesia dispuesta para los cultos de Semana Santa.



















En la calle algunos vecinos preparaban los cestos y gavillas para las hogueras, y en las bodegas los tambores y trompetas ensayaban su tradicionales toques.

A las seis de la tarde comenzaron “los Santos Oficios”, donde se lavaron los pies a los nazarenos, se trasladó el Santísimo al Monumento, y se hicieron las oraciones de ese día.


Al atardecer, los nazarenos anunciaban por las calles con la matraca y la carraca que a las nueve de la noche estaba prevista la “Carrera”.
Sin embargo a lo largo de la noche y el día hubo fuertes aguaceros y tormentas, que a esas horas eran aún más persistentes, por lo que no hubo que plantearse el “salimos o no salimos”, la lluvia dijo la última palabra: “este año no se sale, y que las hogueras esperen al menos otro año”.